Desde que empezó la cuarentena la escala de la cantidad de cosas que pienso al mismo tiempo se fue al choto. No tuve agenda por 7 meses, creció una percepción caracol. Escribí este descargo a modo de ensayo después de que un fantasma apareciese en mi soledad digital. Quiero compartirlo. Traspasé extrañar a mis amigas y cierro los ojos para acariciar mascotas de la infancia. Despues de tantos insomnios, lo impensable ¿qué será?

Encontré algo bonito y agridulce. Descubrí que el paisaje de lo vivido en tanto vínculos, muchas veces se configura como una experiencia más nítida que lo que estoy viviendo. En lo que a mí respecta, muchas veces el ejercicio de recordar es una opción mucho más calórica y vital (lejos de lo que se esperaría del edificio que hicieron de la nostalgia) frente a la distancia que me separa de mis afectos, que mi dia a dia departamental. Encontré un alojo deforme en el pasado y fui recreando diferentes neuroautopistas a años anteriores, fui barriendome la reticencia que enjuiciaba patético al masturbativismo mental del pasado, porque ahora, en este diley particular del mundo que se estira y estira, al igual que masturbarse, el pasado cobró otra relevancia.

Dentro de una especie de fantasía pop en un after de álbumes de fesibuk de mis recuerdos más selectos favoritos que arman una identidad en la que estoy de acuerdo conmigo misma y puedo fotografiar y decir pues que bonito, me llegó un mensaje kick saturado = rota consola. Era un mensaje de una ex-pareja diciendo que estuvo repensando nuestro vínculo y que tenía cosas para decirme, invitando a que tengamos una charla.

Al comienzo fue como volcar x la banquina de mi ruta de la ensoñación y destemporalizacion, arruinado animé: dí con una dispersión de presente diablo. Unas ganas de ser esos animalitos que figen re convincentemente estar muertos. Sentí rechazo. ¿Sentí deber?. Quise ajusticiar mis deshoras perdidas en un teenage love violento en un mensaje de WhatsApp que lo haga sentir mal por siquiera sugerir semejante idea de mierda. Pensé en darle una oportunidad. Pense, no lo sentí. Senti remota la posibilidad de poder fria y calmadamente escuchar lo que él tenía para decir y en todo caso elejir si contestar o no. Los riesgos versus la claustrofobia. ¿Miedo o autopreservacion? El zarandeo versus esta autoestima de porcelana. La falta de poder colectivizar mi drama con mis amigas presencialmente no supondría una situación óptima para pantanos vinculares. Sentí que atraí al pasado en forma de bestia, sentí que se entrometió en la apenas estable estabilidad que me construí.


Cuando recibí el mensaje eran comienzos de la cuarentena, y dí con una probabilidad bastante maciza: ahora que estan aburridos, quizás los varones se pongan a revisar sus actitudes pasadas. Me los imaginé encerrados by the window, fase 1 contra el cristal, llorando su heteropatriarcalidad ahora que hay razones para sentirse zarpados, y no por revisión histórica, tampoco porque ahora disponen de muchas mas herramientas que ayer para hacer de un vinculo algo mas sano, lo digo por la razón más material que ha surgido como una consecuencia atroz y temerosa a todos los cabeza de pene que ahora rabo entre las patas osea cráneo entre rodillas posicion de yoga pero tenso raro autodidacta del rebusque: la posibilidad de ser escrachado. El arrepentido, si no lo tenía antes, tiene ahora demasiado tiempo para hacer el ejercicio de la memoria y reveerse. Y tambien, porqué no, sentir culpa.

Pensé en mí, pensé que yo también como él, había estado recordando. Haciendo uso del pasado. Pero, ¿había recordado eso? Pues no. No es algo que quiera recordar. De hecho, me encargué de maneras conscientes e inconscientes, divirtiendo psicoanalistas, con el fin de olvidarlo. Para olvidar, paulatinamente y a forma de defensa, de ese tiempo engorroso que si lo recuerdo es en descargas eléctricas del pasado poco agradables. Me construí mi propia trinchera temporal. Paralelamente, tambien esas experiencias me marcaron como una herida que ha de ser recordada con la función de no descuidarme del filo de la cuchilla esto no es amor amiga y convocar esa memoria sustancial cada vez que algo huele mal, cuando me late ese tatuaje. Entonces, es posible pensar en un uso conveniente de los recuerdos. ¿Pero como hacer cuando viene un otro a tratar de resucitarse en la vida de una?


























Siempre que aparece una de estas tantas causas por las que el feminismo se habra visto conmovido a existir arre, oportunidades para aplicar comportamientos que ejemplifiquen nuestras predicaciones o ideas sobre las cosas, aparece un estado de emociones desordenadas sin fenchuí aparente previo al sentido que me importa mucho. Perpejlidad metódica. En algun momento del carrousel de consideraciones y reacciones, me distancio de la idea universal de interactuar con la situacion mensaje de fantasma del pasado y, de esa forma, me permito recostarme en un puff (o sommier soft- fakir) de la particularidad y ensayar una actitud genuina con respecto a las interacciones. Me desintegro ahí un rato, me quedo pilla palanca frente al triunfalismo feminista, no querer amarme enseguidita, y dejo de lado la imposición de consejos. En esa mujer que se espera de mí, --empoderamiento, decisión, pasion, heroína de los vinculos--,, yo llamo a amiga. Me difumino en la conversacion, pensamos sin aspiraciones tridimensionales. Me aumento en la ausencia, nos reímos del tremendismo. Yo, primero, antes que nada, reconozco la ineptitud primitiva de vivir esta experiencia.

El machito es muy bueno para la memoria. Una amiga mia se cojió uno y todavía se acuerda. Y otra vez la pregunta: ¿Por qué será que pueden vivir tan livianos estilo casancrem, mantener intacto lo chill, tener cero epilepsias de lo cool, sostener con frescura lo fresco, ocupar los espacios de manera ingrávida, sonreir no cuesta nada, y por otro lado, algunxs otrxs recordamos? Porque, por elección o por default, recordamos. Recordamos a la perfección cringe las perforaciones al autoestima, las dejadas en banda, los leitmotiv de la manipulacion. Muchas veces no recordamos porque queramos. Está ahí, simplemente, es parte de la constitución de nosotris, aveces eructa algun souvenir del 2017 de la nada y me arruina el paseo ¿vivo de stress post-traumatico?. Le debemos a esos desequilibrios el refinamiento de nuestras vibraciones, una mas acertada elección de las sustancias con las que nos mezclamos. OLVIDO // AMNESIA ELEGIDA. Olvidar, aparentemente, tiene sus ventajas... ¿Qué pasaría si nos robásemos la técnica del opresor y olvidasemos, tambien nosotras, esas reminiscencias opacas, ese sindicato de recuerdos de mierda?
La amnesia autoinducida debería ser festejada en lxs cuerpxs oprimidxs que asi la elijan, la amnesia autoinducida en lxs cuerpxs opresores debería ser denunciada. Si nos van a quitar todo lo que ya se nos quita, entonces respeten un pokito nuestra elección a la pérdida de memoria, otro cartel que diga déjennos en paz, un subnick que advierta: yo no entrené para cazafantasmas.

“Aprender en parte es memorización y en parte olvido, en parte acumulación y en parte borrado. Pero olvidar no es bien es un mecanismo de puerta de escape, una forma de proteger al yo de recuerdos insoportables” arte queer del fracaso pag 93.
























El hombre blanco que hizo el lápiz, también hizo la goma de borrar. Es indiscutible que las invenciones que brotan del aliado cada día son mas ingeniosas, retorcidas y merecibles de meme, será la influenza de la sensación de estar perseguido por un presente donde ciertas cosas ahora sí tienen su consecuencia, más que menos/menos que más. Y la llaga de todo esto, el reverb de las palizas, el gesto buenaonda aplaudido por manoplas de cotillon, la basura de los arrecife, el calle ahora o brille para siempre en la continuidad fresca de su cinismo, el chabonismo en uno de sus grandes esplendores: la demagogia del arrepentido.

La estrategia retórica del varón escrachado es mucho más pilla (por lo tanto peligrosa) si se sitúa en un lugar de análisis, y contesta al escrache desde la supuesta revisión y la culpa antes que desde la negación. La conveniencia en reconocer feminismos es la madre de los aliados. ¿Cuantas veces sucedió que se acuse de loca a la piba y lo hagan mas mierda? Como contra-consecuencia quedó fuera de la baraja de defensa inteligente la opción de negar o incriminar de mentirosa a la escrachadora. En todo este festival de guirnaldas incendiándose, se despliega un razonamiento paranoico del varón para con su futurabilidad heterosexual exenta de escrachos (que ha de ser festejable en la misma medida que burlable, creo, no se, me fui a la meta), se anticipa al desastre inminente de perder su reputación y verse expuesto al escrache y, por ende,, perder el porcentaje de garche. De esta manera, pedir perdon sirve. No me parece mal pedir perdón, me parece repudiable cuando pedir perdón tiene el objetivo de cuidar la cristalinidad que te permite seguir perpetuando comportamientos que ayer te llevaron a pedir perdón. Constantemente generamos literalidades que son manotazo de ahogado a las acciones que desplegamos y no parece que por nombrarlas las erradiquemos en el plano de la actitud…. Que hacemos cosas con las palabras.. ¡CHOCOLATEXLANOTICIA!.

Y después de recibir el mensaje y decir que me descolocó, me calente, me emocione, reflexione, llame amiga lalalala la verdadera verdad es que me dio PAJA: las relaciones unicamente utilitarias con el dialogo, ensima por chat, ensima de ímpetu chabon restaurado, me dan paja; mejor dicho una paja me vendria bien porque arruinan mi circunstancia mojada ganas de vivir y sentir chau me bajooooooooo. He hecho incontables devociones al dialogo en nombre de la responsabilidad afectiva, laargas charlas donde en vez de comprometernos realmente con el vínculo nos llenabamos de palabras para tapar lo inminente: paranoias de chongo. Todo placer implica alguna responsabilidad, pero hablar, hablar claro y hablar no alcanza para hacerse responsable. Hay que comprender lo agresivo que es la necesidad de eximirse de culpas y obligar a la otra persona a repasar el trauma. Si el lenguaje fuera una fiesta, la empatía y las trampas no bailarían juntas pero se tirarían miraditas provoqué...

“Avidos de una nomenclatura para lo irremediable, buscamos un alivio en la invención verbal, en las claridades suspendidas encima de nuestros desastres. Las palabras son caritativas: su frágil realidad nos engaña y nos consuela” (E.M. Cioran- Los ángeles reaccionarios en Breviario de Pobredumbre 1949)

Pero porque hacemos cosas con las palabras también es que pedir perdón en algunas existencias sí funciona, sí tiene potencia, con suerte lleva a reflexiones sanadoras, a cierres. Se constituye como un gesto de reparación. A mi me gusta perdonar cuando supero el umbral de la tendencia a perdonar. Al fin y al cabo cada uno necesita lo que cada una necesita, si hay algo que me gusta del feminismo es el personalismo jeje, la validez en vivir las cosas personales como a cada une se le canta el orto, o como a cada une le sale, la media generalmente es: como podemos. Encontrar una decisión en eso que se desprende de nuestra intimidad dinamitándose es el happy ending momentual de aquello a lo que nos aferramos, para pasar a cuestionarnos otras cosas, para tener OTROS problemas con el feminismo y la vida y losentimiento.

El olvido puede ser una nueva forma de recordar. Lo de la obsesión con los fantasmas de la opresión de la historia mujer cis mejor dejarselas a las terfs. Fracasar en el diálogo que propone alguien que nos invita a reveer el pasado es tambien una opción, genera recompensas distintas. Algunxs lo verán como un gesto sádico, perder la memoria. Sobre todo en un país donde se veló el pasado tantos años, donde memoria es sinónimo de lucha. Yo rechazo el pragmatismo vincular, me declaro incompetente a la normalidad y la confianza que alguna vez tuvimos, yo soy estúpida. Esto me llevó varios colapsos. Banqué en el umbral del silencio ese temporal tormentoso mental que implica la pasividad, que me dan ganas de pararme de mano contra el furniture, cortarme las venas con galletitas de agua, poner en mute el foley de las cosas, y cuando pasó, me quedé con el silencio. Bueno, masomenos, escribí esto con el fín de recanalizar iras y venidas y todas esas batalladas. Prefiero escribir ensayos que chatiar con stranger’s.

Sometimes la voluntad ética de olvidar se encuentra con mi pertenencia al pasado, con la forma de identificarme con el tiempo que viví para constituirme Una Entera. Renuncié a la aspiración a “salvar” vínculos, por morbosidad heroica o por instinto de conservación. Y me quedé con los recuerdos. Pero incluso los recuerdos incomodan. Si olvido adolescencias por secuencias con hombres, me pesa permitirles demasiado lujo de entrega. Seria entregarles encima! mis recuerdos. Entonces intento comprender que es preciso desmontarme, piratiarme la database, hackear lo que viví. ¿Cómo era eso que decía Mora de entrar en los recuerdos, detallarlos todo lo posible, como para llegar a habitarlos verdaderamente y una vez ahí alquimizarlos para regalarlos al inconsciente colectivo?
No descarto que una posible sucesión de rupturas (a partir de espacios vacíos anarquizados por el olvido) bien puede ser una continuidad. Todavia soy una sola, una entera. Que lo irregular no le quita lo continuo. Aparece la idea de ritmo: un eclecticismo, un bpm solo mío, una autobiografía elegida con relieves de abismos, con volcanes que vomitaron lava y petrificaron fielmente algunos corales de mi historia, hoy las uso de amuletos 3d, soy mi pompeya al infinito, soy una soñadora paralela a los lutos terrestres, soy mi comunidad de pasados arriba de pasados arriba de pasados, me voy conformando un suelo presente con escaleras subterráneas para no enterrar nada, para tener a mano lo necesario de mi galeria de antigüedades saudade, sin vitrinas, con pequeñas hendijas para que entre la luz y se oxigene esta matrix, poder tocarla, y ningun monumento hay, ningun monumento hay en mi jardin de ahora que me tape la vista de mi futuro estrellado. Y así, podamos acceder a un imaginario potencialmente caótico, sin próceres de experiencia que me restrinjan la mirada, panorama liberao, con nuevos espacios para borrar o escribir azares preciosos o horribles, me cago en dios, que cada tanto rugen las placas de mi historia y me destruyen lo edificado, qué va, hermosas necesarias. Nisiquiera entiendo porque debería extrañar estas ruinas personales, y porque en cambio sí extraño otras que ni son mías, pero prendo una vela por esa infidelidad al sentido. A los veintinuno mirando una torta con fósforos en vez de velas, pedí ser mas pelotuda, para reforzar mis aventuras, cambio diversion por comprension de código, para amigarme con esta tendencia a olvidarme como un marihuano Dory y su viri viri. Y cada vez que tenga que contar lo que me paso, lo que viví o lo que sufrí me las rebusque para explicarla, me cueste un chingo la sinapsis, pelee con mil partes a pura calma, o a puro resentimiento (que es un after que cuando pensas que se vacía, suena el timbre, caen de la nada a poblarlo).

James C. Scott: la in-inteligibilidad, por tanto, ha sido y sigue siendo una fuente fiable para la autonomía política.